El Mirador Del Este Vol. 7

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4 MESES, 3 SEMANAS, 2 DÍAS: “derecho a la libertad y derecho a la vida”
de Cristian Mungiu

Ciento cuarenta y tres días. Echando ese tiempo hacia atrás el feto no existía, dejándolo correr, el feto verá la luz. Siempre es un reclamo mediático tratar el tema del aborto, algo espinoso y complejo que atañe a la moral primigenia del ser humano. En la sociedad judeo-cristiana, el sectarismo ha ido dejando paso al individualismo paulatinamente. Por otro lado, creyentes o no, el hecho de haber nacido en esta cultura implica tener asimilados unos férreos conceptos sobre el bien y el mal . Desde un punto de vista religioso, el derecho a la vida es una prerrogativa innegociable.

Desde el punto de vista de la libertad, cada cual puede obrar sobre su cuerpo como le plazca. Moral y libre albedrío chocan frontalmente. Derecho a la vida y derecho sobre el propio organismo; tratándose del aborto, cualquiera de ambos principios mutila la jerarquía del contrario. Como diría Nietzsche; ahora, elíjase.
El director rumano Cristian Mungiu, aborda esta cuestión desde una perspectiva neutral, ambientando su film en los últimos estertores del régimen de Nicolae Ceaucescu. En un país donde la interrupción voluntaria del embarazo estaba penada con la cárcel –el feto era propiedad del estado, las almas también- esta práctica implicaba unas consecuencias dramáticas, más allá de las sentimentales.
Con el objetivo de abortar, las protagonistas de la historia se verán obligadas a bucear en las cloacas de una sociedad decrépita, donde muchos ciudadanos intentaban pasar el día a día deambulando entre el extraperlo y la náusea, y en el que cada funcionario actuaba como potencial esbirro o informador del gobierno.
Cristian Mungiu prescinde en su film de lo superfluo. Carente de música y con un montaje lineal en toda regla, la trama transcurre con elipsis temporales casi minúsculas. La fotografía se limita a ser fría, sin ningún tipo de artificio ni de intención artística. Aquí, lo importante es lo que se cuenta y hacer partícipe al espectador de todo ello. Para esto qué mejor que dotar a la dirección de un cierto toque documental. Es la propia inercia narrativa la que va marcando el ritmo. Con una excelente y realista interpretación de los actores que acaparan el peso de la historia, esta va fluyendo hasta lograr por momentos un culmen de tensión y angustia que verdaderamente impacta.

“Cuatro Meses, Tres Semanas y Dos Días”, es una obra perfecta en sus pretensiones. La sobriedad bien entendida es una de las mayores de las virtudes. Y nada más adecuado para poder respirar la abulia y desesperación de la rumanía de Ceaucescu. Christian Mungiu no acentúa ningún momento de la filmación, son los personajes quienes se autodefinen, quienes actúan como verdugos o como víctimas, siempre bajo la enfermiza mirada del Estado “Protector”.


Melmoth.
09/10/2009



Fuente: Youtube

3 comentarios:

Manuela dijo...

A mi esta pelicula me dejó un nudo en el estomago y una sensación de angustia que pocas me han dejado...
Si hubiera tenido que responder a la pregunta ¿te ha gustado? hubiera dicho que no, porque me hizo sufrir...
Pero por otro lado reconozco que si eso era lo que pretendía lo consiguió... y con nota.

Giorgio dijo...

Gran artículo para una gran película.
De lo mejor que ha llegado últimamente desde Europa del Este hasta nosotros.
Causa estupor observar el devenir de los acontecimientos. Siempre existe el miedo en el interior del film, y eso se hace notar en los personajes y en los espectadores.

Para mí, como afirmaba Melmoth, nos muestra perfectamente lo que pretende enseñar, a costa incluso, de herir nuestras sensibilidades.

Un saludo.

nacho dijo...

La libertad sólo tiene los límites que se le imponen desde el Estado o la divinidad, por lo tanto , estos temas son siempre arbitrarios y dan como fruto dilemas morales.

Parece un planteamiento interesante el de este director, y más después de las aportaciones del resto de asiduos a este espacio.

Abrazos.