ÜÇ MAYMUN: Dos virtudes y un defecto, causa y consecuencia en el motor de la historia

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Hacia la mitad de una noche oscura, un coche atraviesa la carretera partiendo la lluvia en dos. En la cima de una ladera, los faros detienen su progreso para dirigir su luz hacia un obstáculo tendido sobre el asfalto. El conductor vislumbra su alrededor y en la lejanía distingue dos puntos amarillos que se acercan; arranca y se aleja por el lado opuesto a la llegada del coche.
Un comienzo así otorga velocidad a un relato que parece sacado de una novela negra, aunque con sutiles diferencias; Nuri Bilge Ceylan, guionista y director de la película, desvela quien es el huidizo culpable desde el primer momento. No interesa la intriga, tan sólo sus consecuencias.

Üç Maymun
atraviesa la leyenda de los tres monos para darle un aire de realidad, contextualizado en la Estambul actual, en uno de esos barrios pobres que se constriñen cerca de las vías del tren.
De inicio, la puesta en escena pone de manifiesto una de esas cualidades, la visión, medida a través de los focos luminosos móviles que aceleran al paso de cada kilómetro recorrido por el automóvil que los porta; cada centímetro que vemos, se concentra entre esos dos faros. Nada se dice, aunque todo se escucha.
A partir de aquí aparecen las causas, repentinamente: el accidente, el atropello, el presunto homicidio, el presunto homicida y su posterior e inmediata huida.
De todo, lo que auguramos para después, se vierte una mezcla oscura, con matices inquietantes; aunque no es suficiente.
El guión se enreda de manera escalofriante, aunque libre de aspavientos y excentricidades; todo fluye de manera introvertida, para poder alcanzar a presenciar la vil bajeza humana, fruto de la situación demencial que sufren los protagonistas, aunque eso sí, provocada.

A partir de aquí, una propuesta, una decisión y toda una transformación del individuo y de aquellos que le rodean, su familia, en primera persona del presente, para pasar por encima de todo sin querer comentar nada. Otra de las virtudes que se advierte en la leyenda, escuchar sin ver, para quizás callar (o hablar) por siempre y jamás.
Del peso que la fotografía posee en todo el recorrido de la película se interpretan dos realidades distintas, complementadas por el simbolismo de los cambios psicológicos de los personajes.
Una de ellas tiene que ver con la narración en sí misma, pesada, llena de continuas miradas esquivas, por entre las rendijas de las puertas, ventanas, quizás del alma de cada uno de los personajes componentes de la familia.
La otra acompaña abiertamente la constante metáfora de la leyenda de los tres monos, encarada con la película aunque sumándose a ella para cumplir su papel.

Última virtud, hablar y ver; a costa, carecer de escuchar.De nuevo la vida otorga un defecto que provoca tensión en el personaje que lo ostenta. Quizás son varios los que se atreven a comprobar que no se puede poseer todo lo que se desea.
Es por eso, que a partir del último tercio de la película, la acción sobrepasa a la contención inicial; actos desechos de razón, fruto de la desesperación, del desasosiego, de la falta de cariño.
Ausencia de palabras para tergiversar la realidad, incomunicaciones rutinarias que provocan con desdén, una herida abierta y grave, que supura con el paso de los minutos, y se alimenta del calor de aquel fuego auspiciado por los personajes.

No es en vano decir que Nuri Bilge Ceylan acierta con cada uno de los protagonistas, acierta al plantear una película cruda de una legendaria historia, acierta cuando precisa cada plano que propone en pantalla; acierta haciendo cine, porque demuestra un espíritu absolutamente repleto de talento. Y el talento, siempre es motivo de alegría.


Giorgio
28/10/2009


5 comentarios:

nacho dijo...

la bajeza humana siempre me resulta atractiva, la bondad parece más previsible y da la sensación de tener límites. Sin embargo, la vileza sorprende por su alcance ilimitado.
Parece un argumento interesante, una mespecie de thriller introspectivo. A ver si tengo ocasión de ver este film.

¿Qué ha pasado con los turnos? En fin, colgaré el viernes lo que tenía preparado para hoy.

Abrazos.

Giorgio dijo...

La semana que viene recuperamos el ritmo normal de los turnos.

El por qué del cambio, que responda el señor oscuro, aquel que se hace llamar MELMOTH.

Un saludo.

Anónimo dijo...

El artículo no está a la altura de la película, sino por encima. El planteamiento es interesante y la "suciedad" de los personajes también, pero el ritmo narrativo me pareció muy cansino y la dirección presuntuosa y más bien plana. La fotografía sí parecía interesante, pero la copia que vi tenía poca calidad y no se aprecia bien la calidad de la imagen.
El señor oscuro descuidó sus ocupaciones en este foro, porque tuvo una semana ajetreada (trabajo intensivo) y tras bajarse 2,5 gigas se dio cuenta de que su peli no iba (luego me lié con el alcohol). Disculpen las molestias.

P.D; no comentes películas asiáticas porque me desmontas el chiringuito. Espero que ésta sea turco-europea.

Un abrazo.

Giorgio dijo...

En efecto, es turca.

Tranquilo amigo. El espejo está a salvo. Al menos de momento.

Saludos.

laura dijo...

Me parto con la organización de los turnos del blog!
Tu artículo, como siempre magnífico.
Un beso.
Laura.