Sweet Corner Vol. 69

|


Retraso intelectual

No es que me caracterice precisamente por mi posicionamiento monárquico, pero me gustaría comenzar el escrito con una real analogía para intentar dilucidar el hilo conductor de lo que va a ser mi argumentación. Resulta que en España, y probablemente en otros países, contamos con un par de princesas, seguro que en otros lugares son más de dos a pesar de vivir en regímenes republicanos. Lo que resulta curioso a priori tiene una explicación más vulgar, o casi se podría decir que se trata de un esclarecimiento espurio, y con ello no estoy haciendo referencia a la posible lucha de poderes que puede darse entre las posibles líneas hereditarias derivadas de un doble principado. La cosa es mucho más sencilla de lo que en un primer vistazo parece, no es que esté intentando revivir el espíritu carlista (del que todavía, increíblemente, quedan resquicios) con afán de destronar a los Borbones, si no que hago referencia al desalentador panorama cultural con el que nos enfrentamos en la prácticamente recién inaugurada centuria. El caso es que, como decía, tenemos dos princesas; por un lado la mujer del príncipe Felipe, Doña Letizia Ortiz y, por otro, la princesa del pueblo: la archiconocida Belén Esteban. Lo que quiero poner en evidencia es el gusto, que no sé si viene de antiguo, por lo cutre y casposo que se da en el panorama nacional. Además, tengo el pálpito de que se trata de un fenómeno que en los últimos años ha ido a más gracias al auge de cadenas privadas que basan su oferta en la demanda del espectador.
Me quedo, por lo tanto, con la siguiente conclusión derivada de una sencilla inferencia: si ofrecen basura es debido a que es demandada, por lo tanto, es el populacho el que desea el producto que nos llega por todos los medios posibles. Puesto que los productores televisivos, cinematográficos y demás mercaderes de cadáveres culturales son buitres avispados que saben dónde buscar y cómo ofertar sus productos, estamos sufriendo una especie de invasión que a las personas normales ya comienza a hartar. Lo que a modo de chanza o burla comenzó a convertirse en tendencia y, en los últimos tiempos, en una constante cansina y repetitiva. Ejemplos los hay múltiples y variados; desde el panorama rosa que inunda la parrilla televisiva a todas horas y cuyo culmen es la ya citada Belén Esteban, que es un personaje que no puede ser más cutre, descerebrado y vasto. La proclamada como princesa del pueblo llano por los carroñeros del periodismo, caracterizada por la brutalidad de su discurso, parece representar a todos aquellos que no son capaces de articular por sí solos su argumentación. Debe ser que ven en esta vacía mujer una especie de impulso que les gustaría tener en sus vidas cotidianas, lo que me lleva a pensar que quizás esta falta de formación provoca la falta de dirección vital de algunos sujetos.
Otro clarísimo exponente de esta moda por lo cutre es la saga más taquillera del cine español que, a pesar de resultarme divertida y paródica, es exponente de lo que demanda el público. Se trata de la caricatura de un policía fascista, machista, racista y borracho que responde al nombre de Torrente. Sería interesante el realizar una encuesta a las puertas de las salas de cine para comprobar cuántos son los que se ríen de la imitación o, por el contrario, disfrutan de los desmanes de tan singular personaje. Me temo que una gran parte de los asistentes tienen como modelo al policía borracho y retrogrado y puede que sean minoría los que realmente caen en la cuenta de que están ante un estereotipo que resulta gracioso por lo ofensivo y excesivo.
La conclusión no es otra que lo que nos trae la diversidad de oferta, lejos de acercarnos a cierto criterio de calidad, nos democratiza o iguala, como diría Nietzsche, por la zona más baja y atrasada. Se trata de una verdadera dictadura de la mayoría de la que difícilmente podremos escapar la minoría.

Nacho Valdés

3 comentarios:

Giorgio dijo...

No estoy de acuerdo que la basura televisiva sea demandada por el público.
Los Pilares de la Tierra fue el programa más visto en Prime Time, y no lo considero basura. Me pudo gustar más o menos, pero no es basura.
Sobre los taquillazos en el cine, confluyen diversos factores, la publicidad y distribución de una película, son vitales. Nadie puede competir en igualdad de condiciones si una película proyecta en 300 salas y otra en 10.

En mi opinión, la gente ve lo que las cadenas proyectan, o lo que llega a las salas.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Coincido en la argumentación de Jorge al respecto de la demanda. Si te cuelan mierda todos los días en el plato, al final la acabas probando. Yo creo que confluyen tres factores; el bombardeo del producto, la mediocridad cultural española agravada por la logse y nuestra particular sistema "democrático" y la chabacanería innata a gran parte del género humano.

Magnífico artículo, con mención especial al razonamiento del filósofo centroeuropeo.
Hasta los huevos de la tiranía de la mayoría.

Un abrazo.

Melmoth.

Nacho dijo...

En fin, sólo puedo decir que no estoy de acuerdo con vuestra contra-argumentación. Yo creo que este asunto, responde de manera simplista a la siguiente inferencia:

Más demanda
más inversión de marketing
ergo
lo más demandado es en lo que más se invierte (es decir, en la mierda).

Abrazos.