LVIII RES AETERNA
De par en par
los pórticos de la eternidad.
Mientras en el orbe caduco
profetas de remotas estirpes
cavan palmo a palmo,
con falanges descarnadas,
fosas no comunes,
para rebaños de hombres
de mentes extirpadas
y cirugías imperfectas.
La edad de la razón
ungió a los débiles,
mas ahora yacen ateridos,
ebrios de evanescencia
y hambrientos de fe,
desescombrando con espanto
los inmensos ventanales del abismo.
Arrecian los tambores
en mitad de la tormenta,
escuadrones de sonámbulos,
en tragicómico teatro,
se despedazan en la niebla.
Pero en las altas estancias,
donde el animal no sueña,
un orfeón de serafines
de elevadas cabezas,
entona para sus huéspedes
el canto secreto
1 comentarios:
Sentimientos encontrados me produce esta poesía; me enternece, me angustia, me motiva.
Pero sobre todo, agrada la rima.
Saludos.
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