Cesc Gay y el cine de autor español

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Lo que últimamente ocurre en el panorama cinematográfico español, transcurre ya hace muchos años, a lo largo del espacio y el tiempo. Y es que insisten en dejar atrás a ciertos autores, ciertos creadores, que otorgan un halo de eternidad a sus trabajos, en la búsqueda de sí mismos, como personas, y en su caso, como autores de obras cinematográficas.
Cesc Gay, atesora las cualidades para ser un perfecto olvidado; relegado a una taquilla hambrienta de cine de verdad. Siempre existirá taquilla para Cesc Gay, pero no encontrará lugar, ni entre sus compañeros de profesión, ni como creador que alimenta los deseos de los más hambrientos espectadores. No hay espacio en esa taquilla para aquél.
Siempre ocurre lo mismo; en lo sucesivo, no confío en el cambio de posición de los "señores" del cine. Victor Erice es un ejemplo, como lo fue durante muchos años J.Luis G. Berlanga, y lo es hoy día Jose Luis Guerín o Jaime Rosales; pero es que exclusivamente estos nombres son los que pasarán, y pasan, a la (triste) historia del cine español. Como muchos otros. Afortunadamente.

Ficción, es la última muestra que tuve la suerte de observar, hace ya unos años, del autor cinematográfico Cesc Gay. Concretamente hace ya tres años.
Una historia de verdad. De la gente, realizada para pensar, para notar aquello que el autor quiere; para sentir el silencio, los silencios, y en el caso del protagonista, encarnado por un siempre excelente Eduard Fernández, aquéllos que trasncurren por la mente de un cineasta, que se refugia en la casa de su pueblo, para recuperar su motivación. Todo ello, aderezado por el resto de personajes, que confluyen en presente y pasado, con sus miedos, sus intereses; su realidad, bajo el contexto de un pueblo enclavado en las montañas. Todo quieto, todo en calma.
Todo, excepto el alma de los personajes; excepto el corazón.
Contemplar esta bella obra, te hace sentir bien, te permite concentrarte en los aspectos narrativos, pasando planos y planos delante de ti, como si fueran las hojas de un libro entretenido.

Para mi es importante, al entrar en el cine, cuando las luces van apagándose, notar el aliento del autor en cada plano filmado, en cada muestra de la historia presente en esas imágenes, en cada sonido que se desprende de los altavoces; necesito eso del cine, ese halo de eternidad, que provoca en las personas desencanto, inquietud, miedo o tranquilidad; necesito sentirme persona cuando entro en el cine.
Al salir, cuando se encienden las luces, cuando la obra fílmica ha finalizado, y he conseguido acercarme a lo que el autor ha preparado para mí, no hay nada que exprese mejor mis sentimientos, que una sencilla sensación: la diferencia.
Si una película me ha hecho salir diferente a como he llegado antes de sentarme en la butaca, después de haberla visionado, significa que el autor ha pulsado donde debía, para rescatar de mí, la sensación de bienestar. Un profundo sentir, tan beneficioso para las personas, como el respirar aire puro.

Es una lástima que dos mil seis sea el año en el que Cesc Gay firmó su última película. Espero con impaciencia, el momento en el que las luces se apaguen, y poder escribir que lo demás está en la pantalla.


Giorgio
23/02/2009




Fuente: Youtube

1 comentarios:

Nacho dijo...

Gran artículo, sí señor. Me ha gustado mucho y me ha descubierto un autor del que no sabía nada.

He descubierto en este escrito una parte lírica que no sabía que tenías al escribir, decirte que me ha encantado.

Enhorabuena.