El Baúl Nórdico Vol. 5

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THE ANTICHRIST; descenso y resurrección, según Lars Von Trier”

de Lars Von Trier

Según todas las tradiciones antiguas, siglos y siglos antes de la publicación de “La Divina Comedia” de Dante, para poder contemplar a Dios, hay que darse antes un garbeo por las sucursales del infierno. Por otro lado, tomando como referente la dualidad de la filosofía oriental, comentar que el Yin -principio femenino- representa la tierra y la oscuridad y el Yang- principio masculino- simboliza la luz y la resurrección. A partir de estos conceptos, tal vez podamos entender el mensaje que encierra el director danés en The Antichrist, como es lógico, desde el punto de vista de un servidor, ya que penetrar en la intrincada mente de Lars Von Trier y en su perenne ánimo provocador no es empresa sencilla ni motivante. Evidentemente, asemejar a las mujeres con brujas cuya meta es entorpecer la búsqueda de trascendencia del alma masculina y arrastrarla a las más bajas pasiones terrenales, resulta un tanto exagerado. Pero comprobando el “statu quo” actual de lo políticamente correcto, anteponiendo la libertad creativa, no está de más realizar un film que sesgadamente abogue por llevar al otro sexo a la hoguera, como contrapeso a la propaganda feminista que últimamente invade las sociedades “avanzadas”. Mejor escuchar a los ayatolás de ambas vertientes en estéreo que en un sólo canal.

Aquí, la personalidad violenta, inestable y lasciva no está representada por un especimen machista, sino por una mujer. Desgraciadamente, muchas veces la crítica no acude a los festivales a juzgar planteamientos artísticos, sino más bien a favorecer lo que propaga su línea editorial o a dejarse seducir por la puñetera moralina de moda. La más que probable misoginia de Lars Von Trier, no es justificación para ridiculizar ni menospreciar un trabajo genuinamente original y brillante. Siempre existirán los estúpidos fariseos de la norma.

The Antichrist, arranca con una estética propia del mundo publicitario. La primera secuencia nos remite a cualquier anuncio navideño; fotografía impoluta en blanco y negro, velocidad ”slow motion” y una hermosa aria de Haendel. Habrá en esta presentación quien vea arte, donde a lo mejor no existe más que técnica y un posible ánimo de parodia por parte del realizador. Discutible, como todo en esta película.

Afortunadamente, la narración se va orientado hacia un lento y dramático descenso hacia el delirio y la destrucción. La iluminación cada vez se vuelve más claustrofóbica. Los dos protagonistas de la historia se van desligando de la realidad formal, proyectándose lentamente sobre el limbo. La búsqueda de consuelo en la naturaleza, revierte en amenaza, todo lo que encuentran a su paso es hostil. La racionalidad del psicoanálisis se torna vacua, porque la única esperanza es seguir cayendo a plomo hasta llegar a los regiones más ínfimas y primitivas de nosotros mismos, y tras reencontrarnos con nuestro yo animal, renacer como seres supremos en el Edén no corrompido. Porque según “The Antichrist”, tras el último círculo del infierno se hallan las puertas del paraíso.

Después de todo esto, nada más indicar que Lars Von Trier se declara ateo, después de haberse convertido con treinta años al catolicismo.

Siniestra, descabellada, polémica y con buenas dosis de clarividencia dentro de un aparente desvarío, esta producción se encuentra por encima de obras como “Los Idiotas” y la sobrevalorada “Bailar en la Oscuridad”, mostrando mayores pretensiones intelectuales e introspectivas y siendo digerible por un espectro de público mucho más selecto. El estilo del director danés, que puede remitirnos a partes iguales al cine amateur y a las más altas cotas de virtuosismo dentro del celuloide, propicia una pieza única en cuanto a su fisonomía, saliéndose por la tangente y haciendo un monumental corte de manga a todas las mentes unidireccionales.

Antaño sobrevalorado por él mismo y por la crítica, Lars Von Trier ha dado en el clavo con su último proyecto.

Melmoth

12/02/2010

3 comentarios:

Giorgio dijo...

Von Trier provoca, excita y es obsceno en sus planteamientos cienmatográficos, lo que no le resta ningún valor. Es quizás por ello que se le considere bastante ególatra, con el derecho de hacer lo que le venga en gana.
Pese a todo, lo bueno y lo peor, es un cineasta poco previsible, con talento, que propone desvirtuar el género y las corrientes actuales.

Un apunte más, es quizás significativo, el hecho de que el guión de la película lo escribiera en un entorno depresivo, debido a los problemas sicológicos que sufría en ese momento, quedando reflejado en la película.

Un saludo

Nacho dijo...

Pasando por encima de la denostable, en mi opinión, Los idiotas, el resto de cosas que he visto de este director me ha parecido fuera de los corses convenicionales y con un afán por llevar a espectador a nuevas cotas intelectuales.

Suelo ser receptivo a este tipo de planteamientos y, respecto a este film, ya había oído buenas críticas de gente a la que considero estimable intelectualmente.
Tu buen hacer literario me lleva a refrescar la memoria y a poner interés por visionar esta película. Ya te comentaré.

Enhorabuena por el escrito.

Abrazos.

Mr. K dijo...

Todo tiene sentido si la Gainsbourg chupa cámara....