El Mirador Del Este Vol. 8
MEPHISTO; el teatro de fuego de la vida
De Istvan Szabo.
Mefistófeles, demonio que desafía el poder divino y hace apología de lo mesurable, lo sensual y lo perecedero , ignorante del mundo espiritual, ajeno a todo aquello que no sacie su apetito pragmático. Incapaz siquiera de pequeños ideales, siempre agazapado. Extremadamente cómodo sucumbir ante su influjo.
El director de origen húngaro Istvan Szabo, narra la historia de un brillante actor de provincias alemán. Estridente, provocador, excesivo, egomaníaco, reparte su tiempo entre la bohemia y la labor interpretativa. Su ideología de corte liberal y social no desentona en la Alemania prehitleriana. En poco tiempo, su talento y ambición le llevarán a Berlín, donde su ascenso personal correrá paralelo a la eclosión del nazismo.
Su modo de vida e ideología “bolchevique”, se verán amenazados por el nuevo status quo, pero por el contrario, su carisma y habilidades le podrán alzar hasta lo más alto. Es aquí, donde el pequeño Mefistófeles que todos llevamos dentro, luchará por adueñarse de su conciencia y, consiguientemente, de sus actos. Como ocurría en el Fausto de Goethe, pactar con el diablo tiene consecuencias impredecibles, porque con éste no existen medias tintas. Con el nazismo, en muchos casos, tampoco.
“Mephisto” no es una obra al uso, en buena medida resulta extraña y delirante. Pero tampoco se puede tildar de obra personalísima. Cimentada en un poderoso guión, aderezado con interesantes recovecos narrativos, la compleja mano de Istvan Szabo acaba siendo reconocible según va transcurriendo la trama. En una película larga, apenas encontramos planos genuinos y la iluminación destaca sólo en momentos precisos. La digestión narrativa es lenta, pero va calando, a pesar de no poder evitar alguna ligera sensación de sopor, más que justificable por el metraje. El devenir de los protagonistas, sus contorsiones existenciales, sus giros de 180º y, ante todo, su “ética”, son el principal reclamo para visionar esta película. Cada cual puede sacar sus conclusiones. Es en situaciones extremas donde se comprueba el verdadero pelaje de las personas, y es cuando queda en evidencia la farsa ideológica y moral en la que la mayoría nos asentamos.
En “Mephisto”, confluyen los tres modelos de comportamiento humano. Véase; los hombres íntegros, los ambiguos y los cerdos. Los actores, y el común de los mortales, se hallan en el segundo grupo, siempre proyectando mil sombras, sin discernir la verdadera.
Recomendable el visionado de este trabajo, Óscar a la mejor película extranjera en 1982. La expansiva interpretación de Klaus Maria Brandauer, termina devorando la historia, los encuadres y a sus compañeros de reparto. Entre otras muchas cosas, el cine sirve para reflexionar, éste es un buen ejemplo. Su mayor pega -algo extensible a casi cualquier film que trate sobre el nazismo- son los infantiles atributos de parodia que se atribuye a sus líderes en la gran pantalla. En vez de juzgarlos psicológica o intelectualmente, se tiende a la burla fácil, a las frases sin dos dedos de frente y a la gesticulación circense, lo que no hace demasiada justicia a la realidad y perjudica a tantas películas que pretenden ser un documento válido sobre la época.
Melmoth
16/10/2009
Fuente: Youtube
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Querido Melmoth (algún día me explicarás a qué hace referencia este apodo), me ha gustado mucho tu artículo sobre este film.
Sobre todo por la temática, pero me ha parecido brillante e irónico tu clasificación de los modelos de comportamiento humano.
Sobre la pega que argumentas, yo creo que esta imagen un tanto distorsionada que ha dado el cine sobre los líderes totalitarios es fruto de cierta realidad. Ver orar a Hitler con su histrionismo, a Mussolini con su cinismo o a Franco con su amaneramiento es terreno fértil para la chanza.
Bueno, es una apreciación.
Abrazos.
Melmoth es por el libro de Charles Maturin. "Melmoth el errabundo". Un hombre que pacta con el demonio por un tema concreto y como castigo tiene la inmortalidad en la tierra hasta que consiga cambiar su situación a otro. Es un vagabundo cínico y hastiado, obligado a una suerte de inmortalidad en este mundo. Si cae el libro en tus manos, te lo recomiendo, es espectacular y tétrico.
Un abrazo.
Ya me parecía a mí que el origen debía ser tétrico...
Abrazos.
Tanto el sobrenombre como la película, me suscitan mucho interés.
Eso sí, no me sorprende que Melmoth eligiera a Melmoth para representarse.
En cualquier caso, el artículo es muy bueno.
Me ha gustado mucho la estructura del mismo, y al desconocer el trabajo de este director, la propuesta es cuando menos intrigante.
Respecto a "el devenir de los protagonistas y sus contorsiones existenciales", me gustaría saber si Melmoth no atiende a este tipo de pesquisas como creo que si haría el personaje sobrenombrado.
Saludos.
Publicar un comentario