MANDA BALA: Corrupción, armas y sangre en la vida real
Últimamente todo el cine que me llega desde Brasil, en forma de ficción o de documental, es de una calidad muy alta. Siempre construyen historias que conocen muy bien, desde las entrañas de su sociedad, oscura y mezquina, en la que conviven la calaña más inmunda con los ricos nauseabundos, herederos de un dinero obtenido tras inmensas campañas de corrupción; saben de lo que hablan, porque viven con ello todos los días.
Ejemplos de este cine son Tropa de élite, Linha de passe, Estómago o la que lleva por título el artículo de hoy.
MANDA BALA narra fielmente un escándalo de corrupción perpetrado por el congresista brasileño Jader Barbalho, que nunca se pudo probar, pero que la oscura sombra de sus delitos, permanecen hoy día en la ciudad de Sao Paulo.
Veinte millones de personas completan el entramado social de la ciudad, donde se convive con un secuestro al día, con violencia, con la incapacidad policial que asola duramente la vida diaria; corrupción en estado puro, que afecta a todos los diferentes grupos sociales, que conforman un puzzle de vidas ausentes de la realidad.
Los secuestros demuestran una herida en la estructura de la sociedad brasileña, por donde se desangran miles y miles de dólares, y se destrozan sicológicamente, cientos y cientos de seres humanos, que quedan despedazados, desprendidos de toda ilusión; a esto se añade, las numerosas amputaciones físicas que sufren los cautivos, a través de las cuales, los secuestradores comunican a la familia lo que son capaces de hacer por dinero: un lóbulo de una oreja, tres falanges, quizás la oreja entera arrancada a mordiscos.
Ante esto, el cuerpo de policía que se ocupa de afrontar los secuestros, una división específica llamada D.A.S., tan sólo cuenta con una total de ochenta y dos policías, cifra ridícula teniendo en cuenta el número de secuestros que se producen diariamente.
La paradoja llega por fin a estas líneas; de la mierda y la miseria siempre hay alguien que hace negocio, por eso las empresas de seguridad emergen como una muralla y sus demoledoras cifras de ingresos son espectaculares. Un dato lo dice todo, y es que Sao Paulo es la ciudad con la flota de helicópteros privada más grande del mundo; es lógico, teniendo en cuenta que el lugar más seguro de la ciudad, está encima de ella: en el aire.
De toda la historia, asombra el grado de sadismo del secuestro, cuyas imágenes se presentan de manera limpia, hilvanando el hilo conductor de la narración fílmica. Partiendo de lo particular, un hecho escalofriante, pero curiosamente rutinario y diario, la película se adentra poco a poco en el problema de la corrupción política; el hedor humano que desprende el film, se muestra ciertamente escenificado a través de la comparación de nuestro comportamiento con el de las ranas: éstas, cuando no tienen nada con que alimentarse, practican el canibalismo con sus semejantes, aunque comienzan a devorar a los suyos de cara, por la cabeza.
Ni siquiera en eso, somos elegantes, ya que nuestros golpes, mortales de necesidad, ocurren por la espalda, y de noche, para ocultar mejor nuestro pérfido rostro.
Sin ninguna razón, el congresista Jader Barbalho decidió blanquear un dinero destinado a reflotar la Amazonia del norte, región que vive en la pobreza total, en un criadero de ranas, como podría haber elegido cualquier cosa.
Las armas, su violencia, sus consecuencias definitivas, mantienen económicamente a multitud de bastardos que amenazan la convivencia humana, la naturaleza, y lo que es peor, nuestra continuidad vital, a costa de un lucro sin fin que flota en sangre.
Giorgio
27/04/2009
Fuente: Youtube
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Como ya comentó Hobbes "el lobo es un lobo para el hombre", debe ser que tenemos algo de vírico o de canibal como bien dice mi buen amigo, el caso es que dificilmente podemos evitar el aprovecharnos de los demás.
Parece que siempre tiene que haber alguien que se imponga sobre los demás, alguien que abuse y cree toda una red de abusos y contra-abusos. Vamos, la leche.
En definitiva, me bajaré la peli ya que la que tengo tiene el audio desincronizado y es un coñazo.
Toda una cantera este país americano.
Por cierto, ya he visto tropa de élite y me parece todo un acierto a todos los niveles, desde la música, los actores y la dirección.
Besos.
Tal y como está la situación, que queda ser pesimista, no veo atisbos de cambio, y lo que más me inquieta estos días, es no saber que hacer para cambiarlo.
Hace poco sufrimos en nuestras propias carnes, concretamente en las de nuestro amigo Kike, la corrupción policial.
Mucha Impotencia.
Ya hablaremos.
Un abrazo y suerte.
Publicar un comentario