THE GODFATHER: Fruto del azar y el hermetismo estructural_II

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En el transcurso del rodaje de una película existen elementos que cohabitan en el mismo, que anteceden a la creación, y que posteriormente regresan para completar su trabajo.
Al unirse talento y metodología, puede surgir una obra de consecuencias tales, que puede determinar el género en el que está englobada, como el caso de la saga referida.
A más; cuando el talento se reparte por los distintos departamentos que conforman el equipo de trabajo de un film, el objetivo se presupone colosal, aunque no siempre resulta tan evidente.

Ejemplos, llamativos, poderosos y paradójicos; el director de fotografía Gordon Willis, aquel encargado de crear, junto con el director, la atmósfera de la historia, decide dejar de iluminar los ojos de Marlon Brando, confiriendo en el personaje un aspecto más sombrío, más distante respecto de su intelocutor, y por ende, del espectador.
Un hecho que llevó hasta el extremo para envolver a los personajes, que claudican ante la figura de El Padrino, en su despacho, emblema de su figura y representación de su actividad.
G.Willis crea un estilo de iluminación que pasará a la historia, aunque inicialmente le supuso problemas; siempre en consonancia con los estudios, el autor ha de comulgar entre arte e impronta personal, así como estar en comunión con la opinión pública amén de los que te pagan; las escenas que transcurren en la oscuridad, aquellas que determinan dramáticamente las aptitudes del personaje con mayor firmeza, tenían que ser sacrificadas precipitadamente, por el compromiso frente al acostumbrado espectador, de que a la estrella del film se le deben ver los ojos. Bueno, todos podemos apreciar la fuerza de esas imágenes, sin sentir que a Brando tengamos que distinguir sus dos preciosos círculos.

Volvemos a asuntos de cierto hermetismo, de cierta rigidez compositiva, programática diría, donde los clichés normativos encarcelan el pensamiento intuitivo de los autores.
De alguna manera rompiendo las tendencias, se crean nuevas formas de narrar, de crear elementos que suponen un salto cualitativo, hacia adelante, dentro de la gramática cinematográfica.
Insisto; Nino Rota, compositor musical; creador de la banda sonora de la película, un himno que sobrepasa los círculos cinematográficos para convertirse en parte de la música de nuestras vidas.
De manera inicial no encajaba en la película, no presentaba formalmente ningún añadido al discurso fílmico, demasiado lúgubre, demasiado sombría; de forma más concreta en la secuencia que transcurre durante El Padrino I, en la que el productor de cine se despierta junto a la cabeza de su ejemplar equino más preciado; de vuelta a las mezclas, de nuevo los arreglos musicales que propicien mediante un nuevo autor, una vuelta de tuerca, acompasando la escena esta vez, sin contraste; eliminando la capacidad aportada por Nino Rota.
Y otra vez el talento, combinado con el azar; tan sólo una superposición de los arreglos sonoros que compuso Nino Rota, realizados por el montador de la película, Walter Murch, fueron suficientes para convencer al productor, compensando así la escena en la que tan mal parada aparece la figura de aquél.

Sin duda, cada film, cada obra, se compone de pequeños momentos, que conducen a un final de futuro incierto; el talento determina la grandeza de ese momento, la consecución de todo ese gran esfuerzo, que se ve salpicado de mucho azar, en los momentos más inesperados, aquellos en los que el hermetismo se hace angustioso.


Giorgio
03/06/2009

2 comentarios:

Nacho dijo...

Está claro que esta saga está formada por pequeños (inmensos) trabajos, el conjunto de todos ellos forman lo que para mí son películas de culto que puedes visionar una y otra vez.
Los trabajos que citas pasaron desapercibidos para mi ojo inexperto, pero eso es buena señal. El hecho de que destaquen suele darse cuando chirrían y no dan en el clavo, cosa que no sucede aquí, donde son una excusa para un mayor disfrute del espectador.

Nacho.

Giorgio dijo...

En efecto, lo importante es que no se perciba la "trucca", por eso es tan grande el cine.
Por otro lado, es curioso, el papel que el azar juega en nuestras vidas. Piénsalo, pero asusta.

Un abrazo