GORDOS: Inmenso estómago para tragar sin masticar, para aguantarlo todo

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No es una sensación extraña verse en particular reflejado en personajes ficticios, carentes de vida, de los que tan sólo observamos actitudes concretas en situaciones inventadas. En muchos casos, los actores representan fielmente este tipo de casos, sacudiendo tu fuero más interno, sacando a la luz aquello que permanece oculto durante la rutina cansina del día a día.
Las evidentes carencias afectivas, los oscuros deseos sexuales, el odio o la venganza, ejemplifican y se suceden como diferentes episodios de nuestra existencia, pese a lo cual, tamizamos en demasía por el bien social, y amparados en nuestro racional raciocinio, permitiéndome la redundancia.

De todas ellas, la más patente siempre resulta la que con más o menos fortuna, se asemeja a tu condición; es por ello que te provoca cierta ansiedad, desgana, incluso echas una ojeada a ambos lados de tu persona, para cerciorarte de que nadie ha visto que el rubor se ha presentado en tu casa sin llamar a la puerta. Ayer noté esa sensación durante la proyección de la película Gordos, de Daniel Sanchez Arévalo.
Sin duda, la muestra de personalidades distintas que transitan por el film, mezcla de soledad, de pánico, de guerrear para obtener la derrota, asolan durante toda la narración, y aunque exageradamente, perfilan su destino para llegar a la conclusión del cambiar para que nada cambie.

En inicio, la estructura es sencilla, partiendo de una terapia de gordos, el terapeuta trata de encontrar las causas de la obesidad, sin querer combatirla; al menos inicialmente.
Cada caso, reproduce las sensaciones que cualquiera puede percibir en situaciones de ansiedad, de nervios, de angustia. Usando la metáfora de tragar, de soportar todo lo que nos echen, en el trabajo, con tu pareja o tu familia, la historia se representa a través de cinco personajes con desafectos intensos, de peso, que provocan inquietud y desapego, aunque (no) siempre con una sonrisa. Es una película de actores, de personajes bien trazados, curvos, con capacidad para cambiar a pesar de la inmensidad de sus problemas. No todos. No siempre.

A pesar de un excesivo epílogo, que a mi entender no termina de rematar con todo el buen hacer que si está presente a lo largo del film, la película desentierra todo lo malo de fingir, de ocultar, compartiendo esa culpa con el público que presencie la cinta.
Utilizando como hilo conductor la panacea adelgazante que promete un conjunto de pastillas, nos perfila en cuatro fases, las distintas y progresivas variantes de una evolución contraria a la de una vida normal, aunque no carente de prejuicios y esquivas miradas ante lo raro, ante lo distinto.
Me cuesta creer que la fábula del patito feo, tenga cabida en nuestra sociedad actual, repleta de corsés y herméticos pensamientos, pese a creer que nuestra comunidad social es plenamente abierta de mentalidad.

Gordos, no es una película de gordos; Gordos, no establece una única dirección centrada en el problema de la obesidad, también desgrana lentamente las dudas internas de cada persona, sobre su condición de ser pensante, de ser humano, estableciendo para ello un núcleo de sensaciones ambiguas, paradójicas, que provocan en nosotros una contradicción.
Contradicción que nos hace débiles, que nos desplaza del rumbo que tenemos marcado, para en muchos casos sucumbir y bajar los brazos en señal de derrota, y en otros pocos, para flotar y elevar la cabeza en busca de nuevos horizontes.

Sin duda, y a pesar del continuo ir y venir de estados cómicos, edulcorantes artificiales que aderezan la película, en el subsuelo de ésta aparecen cómodamente los problemas que la sociedad actual conserva de antaño, y aquellos que ha generado como ente propia, pese a lo que aconseja la Historia.
No siendo un género especialmente atractivo para mí, sin alardes técnicos, sin destacar en exceso, es precisamente esa carencia la que hace de Gordos un film atrayente, incluso valiente; un fino rayo de luz en el paisaje actual cinematográfico español.


Girogio
11/09/2009
(In memóriam)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya sabes que recelo del cine español, pero bueno, como peor no se puede caer habrá que ver cuando empieza el punto de inflexión. Por lo menos la propuesta parece algo distinta. Y si es un film que se quiere sustentar en el guión o la idea más que en cuestiones formales, o en floja basura sensacionalista, como últimamente se acostumbra en España, pues algo se ha avanzado.

Un saludo.
Memlmoth.

Giorgio dijo...

De veras que estamos ante una película distinta, un tanto recurrente en cuanto al uso de tópicos sobre la obesidad, pero los utiliza con acierto, y con más profundidad de contenido.

Imagino que no será santo de tu devoción, pero es un pequeño oasis dentro de toda la mierda actual.

Saludos.

nacho dijo...

Se agradecen de vez en cuando estas pequeñas películas que, como tu calificas, se apoyan en los actores. Cuando el personaje está bien definido suele llevarnos a lugares comunes que permiten reconocernos e integrarnos en la narración. Esto que cuentas en el artículo es, en mi opinión, algo increíblemente complicado de conseguir.

Abrazos.

Anónimo dijo...

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