ALBERTO GARCÍA-ALIX: Sublevación desde la mirada de la fotografía

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Sobre la rebeldía y la disensión, la respuesta humana es variada y contraria ante este tipo de situaciones, alejándose o acercándose al calor de aquello que causa cierto repudio inicial, representativo del miedo que nos ocasiona observar disposiciones violentas y ofensivas al pudor.
Las circunstancias llevan a la persona hacia caminos dispares, opuestos a su manera previa de ponderar un conjunto de factores, en este caso fotográficos; resolver éstos, provee al fotógrafo de la satisfacción de realizarlo a su manera, consiguiendo de esta forma impregnar de su visión, de su energía, y por supuesto, de su talento, a la totalidad de los elementos que se distribuyen a lo largo y ancho de su encuadre.

La apuesta es fuerte, teniendo en cuenta la actividad demostrada por la fotografía como elemento aglutinador de transgresión, Alberto García-Alix revaloriza su uso, utilizando su mirada particular para captar con vocación rebelde, los diversos personajes y escenas que pasean frente a su cámara. Es en esto donde destaca, perfilando constantemente los matices que los retratados poseen, para mostrarlos especialmente distintos.
De todos los fotógrafos que observo con naturalidad y deseo de aprender, es García-Alix con el que más perplejo me siento; dentro de su universo nada es precario, no se conciben los prejuicios ni los lutos éticos que se agolpan denostados visualmente en su propio ridículo decadente y antiguo. Ninguna tradición se manifiesta en las fotografías de Alix; tan sólo son eso, fotografías.

De nuevo tres fotografías saltan a escena, aunque esta vez para enseñar como enseñar lo que poca gente quiere mostrar. Inteligencia sin rubor, para ofrecer una alternancia visual a la disciplina de la fotografía.

La gata, descontextualizada y sibilina. En una pose infrecuente, suave fondo desenfocado atrás, otorga todo el protagonismo a la mirada de los dos ojos, poderosos y atentos, de la fémina felina.
Tan sólo esa luz fuerte de contra en la composición, que ofrece una quietud muy elevada, es capaz de equilibrar el peso visual del encuadre.
Con una dirección claramente diagonal, García-Alix desplaza el rostro sobre una de las líneas de fuerza verticales de la imagen, y en la intersección con la horizontal superior, impone los dos ojos azabaches. De la particular rareza de la modelo, sonsaca aquélla para pasar a un nivel superior de extrañeza.

Inquietante resultado el que provoca la caricia sensual de la mano sobre el rostro de una jovencísima Emma Suárez. La controversia de la compoosición, se traduce fielmente en sensaciones dispares; nadie sonríe, nada es violento, la singularidad contenida en el interior de la imagen, permite pensar en sentimientos opuestos. De donde emerge la mano, procede el corazón y el alma humanos, la buen sabida sexualidad femenina se atisba de lejos. No importa que accedamos a descubrir el truco. Lo natural se mezcla con la metáfora de los placeres de los sentidos.

Misericordia lleva por título esta fotografía, llena de ritmo, de dinamismo y feroz horror. La plomiza atmósfera que se destaca en el fondo y por encima del edificio, sirve de telón para mostrar la desenvoltura en el vuelo de los pájaros, que contrastan con el estatismo de la construcción.
Este se muestra ubicado en una línea de fuerza vertical, rompiéndose contra el cielo cubierto de nubes y sombras de aves que equilibran la composción al desplazarse hacia la derecha.
Parece sombría, ausente, pero sobre todo, es una mirada voraz.

Me sosiega enormemente la clarividencia rebelde de Alberto García-Alix, Premio Nacional de Fotografía, y autor de la última y más conmovedora exposición fotográfica que tuve ocasión de contemplar: De donde no se vuelve. Evocadora.


Giorgio
27/11/2009

3 comentarios:

nacho dijo...

Parece que últimamente nuestros escritos se desenvuelven en una especie de discurrir dialéctico, que vamos enriqueciéndonos unos a los otros de forma implícita. O por lo menos es lo que me parece, puesto que me parece atisbar en las temática que abordamos independientemente cierta conexión.
Da la impresión de que estamos llegando a desarrollar una especie de diálogo, que lejos de ser reiterativo, a mí, por lo menos, me resulta enriquecedor.

En cuanto al texto como siempre a gran nivel. Pragmático al tiempo que sensible y educativo, me ha gustado mucho el breve análisis de las obras de este artista.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Gracias por presentar de modo tan diáfano en tu escrito lo que intuímos hay en la fotografía, pero no sabemos precias con palabras . Talento y heteredoxia Alberto García-Alix, doble mérito.

Muy buenos análisis.

Un abrazo.


Melmoth

Sergio dijo...

Grande Alberto. Yo me pasé un año y medio en un curso de fotografía únicamente por que el daba una parte del temario. Sin embargo, a últimísima hora nos dijeron que Alix no daría el curso por problemas de agenda. Me jodieron vivo. Es, en mi humilde opinión, el más grande de Madrid.Nadie como él ha sabido plasmar el rock and roll castizo en unas fotografías que cantan por si solas. Gran artículo.