Los efectos colaterales de una guerra pueden resultar igual de funestos que los sufridos en el frente de batalla. El fecundo y polifacético director indio Satyajit Ray, relata los trágicos sucesos derivados del espectacular incremento del precio del arroz en la India, a causa de varios episodios suscitados durante la Segunda Guerra Mundial, agravados por una concatenación de fenómenos meteorológicos adversos. Entre dos y tres millones de almas sucumbieron ante la hambruna. Con una transición desde un costumbrismo amable, con acentuada carga satírica, donde no queda claro si se censura el sistema de castas en sí, o la degeneración de éstas, hasta llegar a la salvaje crueldad de la inanición, el director asiático nos va mostrando, con escaso interés de entrada, la rutina existencial de una aldea en el corazón de la región india de Bengala. En un ámbito geográfico muy delimitado, condensado en un par de poblados y sus alrededores, queda de manifiesto el estado de subdesarrollo a nivel sanitario, físico e intelectual de los primeros años cuarenta en aquella región ancestral de Asia.
La llegada de un matrimonio de brahmanes -sacerdotes, casta superior del hinduismo- interfiere en el modo de vida habitual de la aldea. Satyajit Ray ironiza sobre su supuesta talla moral y espiritual, quedando en evidencia los vicios seculares de los religiosos, algo que debe ser extensible a muchas civilizaciones, por lo menos en los últimos tiempos. En la India, el hecho de saber leer, escribir y poseer una cultura general, muchas veces era sinónimo de supremacía intelectual, y por ende económica, sobre el pueblo llano.
La propuesta del versátil director indio, aquí también despacha, entre otras cuestiones, el guión y la música, va tomando una relativa envergadura según se tramita la historia. A pesar de un inicio anodino, el proceso transitivo de la comedia al drama, así como la conformación de varias líneas narrativas paralelas, terminan transformando “Un Trueno Lejano” en un film con un moderado atractivo, a lo que ayuda la motivación de acercarnos a los entresijos de una cultura a la que estamos poco acostumbrados. Mediante unos hermosos y sugerentes cuadros de paisajes, Satyajit Ray presenta y estructura el drama. Las situaciones de tensión y suspense está bien ejecutadas. La interpretación es correcta, tal vez demasiado, pero en algún momento una mala combinación de ésta con la música, nos remite a un cierto estilo de serie B, que afortunadamente no acaba transcendiendo. Se agradece que no se llegue a caer en el simplismo ni en la lágrima fácil, y que los personajes tengan una moderada capacidad de improvisación.
En “Un Trueno Lejano”, no queda del todo claro una crítica visceral a las castas superiores del hinduismo, puesto que los vicios en época de bonanza de uno de los brahmanes, se tornan en virtudes en época de asechanza, algo opuesto, por lo general, a la actitud humana. Satyajit Ray presenta el hambre como un elemento siniestro e igualitario, capaz de derrumbar en semanas cualquier tipo de entramado social y religioso, para recordarnos lo que en gran medida somos y hemos olvidado; animales.
Melmoth
09/11/2009
2 comentarios:
Parece que esta película trata de unos de esos elementos universales como son los estamentos sociales. Puede que sea más notable en el sistema hindú, pero como bien se intuye en tu escrito, no parece algo extraño a la cultura occidental. Eso sí, disfrazado de triunfo social, abolengo familiar y demás.
Buen artículo.
Abrazos.
Animales racionales y conscientes de serlo. En efecto, me sugiere atractivas perspectivas el contenido de la película que mencionas en el artículo.
Mi desconocimiento de los directores y films que se suceden cada semana en esta sección, dispara mis alarmas cinéfilas.
Quizás, lo más llamativo, redunda en la descripción contextual e histórica de una cultura que también sufrió las consecuencias de una Segunda Guerra Mundial.
Abrazos.
Publicar un comentario