de Randa Chahal Sabbagh.
Las fronteras físicas como freno a los deseos afectivos del individuo, o si se prefiere una versión más romántica, cómo las alambradas impiden que las almas en estado de trance amoroso puedan llegar a reunirse. Este planteamiento, tendiendo a recurrente y de fácil digestión para el espectador medio, sirve como eje primario a la realizadora libanesa Randal Chahal Sabbagh, para abordar el conflicto entre Líbano e Israel, en uno de sus múltiples episodios. Con un enfoque de latente carácter humorístico, se muestran las situaciones, a menudo kafkianas, que tienen lugar en un pueblo dividido entre ambos estados, tras una de las reiteradas incursiones del país sionista.
Sin alardes, con una apuesta modesta, la cinta discurre sin apenas sobresaltos. Con el objetivo muchas veces de agradar al público, se pretende naturalizar el conflicto político, edulcorándolo con un sentido del humor satírico pero benévolo, capaz de arrancar alguna ligera sonrisa, pero que acaba resultando fallido, cuando a expensas del absurdo, intenta provocar la hilaridad.
Randa Chahal demuestra ciertas dotes como directora y guionista, pero éstas acaban minimizadas por su falta de concreción, esbozando ideas que luego resultan abandonadas, y consecuentemente, terminan por evaporarse. Pudiendo, por ejemplo, profundizar en las diferencias en el modo de vida “occidental” de Israel, en oposición a los valores más “conservadores” de la población vecina libanesa, Randa Chahal, muestra este contraste sólo de un modo anecdótico, para retornar al leitmotiv del guión, que no es otro que la historia de amor no concretada -de hecho, es prácticamente visual- entre una joven libanesa prometida en matrimonio y un soldado fronterizo israelí.
El aspecto musical es lo más logrado de esta producción, siendo algunos temas de indudable belleza, lástima que en muchas ocasiones la música no concuerde con el estilo de dirección, o que no alcance a ser un vínculo definitivo para trasladarnos a los instantes de drama o de ensoñación que se pretenden. Tampoco ayuda la interpretación histriónica de muchos de sus personajes, que acaba sobrecargando la película. Eso sí, al margen de cuestiones actorales, cabe destacar la belleza y sensualidad de la actriz principal, Flavia Bechara.
Melmoth
2 comentarios:
Una interesante película, sin duda.
Los contenidos más intensos, es bueno retratarlos con cierta distancia; a veces, alimentas una sensación diferente respecto al problema que estás relatando, sobre todo uno tan grave como el conflicto judío-palestino.
Que descanse, pués, la autora de esta obra.
Abrazos.
No parece por lo que dices que esta obra sea demasiado atractiva, o al menos, me da la sensación de que son las características negativas las que más te han lastrado.
Por otro lado, las historias particulares dentro de los grandes conflictos son las que más me interesan. Por lo menos desde el punto de vista literario.
Buen escrito.
Abrazos.
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