PARANOID PARK: Amplificación sonora, incrustada imagen: rotunda porción audiovisual

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Pasión inusitada, muestra ferviente del deseo de conquista hacia el alma del espectador, aunque esta vez de forma diferente, rara consideración, quizás la única en el panorama actual, en el que el uso del sonido hila la conducción en la película para alternar las sensaciones que provoca en nosotros, los espectadores.
El infortunio se revela condición descarada de la narración de la historia, bien nutrida por los pensamientos de nuestro protagonista, alterada por éstos y redefinida constantemente en la alternancia del tiempo en la narración.
Gus Van Sant´s, autor de la película, sigue mostrando sus habilidades en la cosntrucción fílmica a modo de flashbacks, que permiten idas y venidas temporales, apoyadas por el protagonista de la historia.

De primeras, la aparente vida insulsa y adolescente del personaje principal se ve salpicada por dos hechos que conllevan la transformación del sujeto, en adulto, en curtido humano sufridor de verdad, alejado de las pesquisas propias de su corta edad.
El primero de ellos toma vida propia con la puesta en escena y la realización, el Paranoid Park, el lugar donde los skaters cobran peso con el movimiento acelerado de sus tablas, de sus rodadas espectaculares, de nuevo mutación audiovisual: cuando la acción transcurre en este parque, la imagen se torna, el sonido se agrava, acertada solución para proveer de alma a aquel lugar que tanta importancia posee.
De segundo, la muerte, el asesinato, el destino implacable que G.Van Sant´s dirige alternando los tiempos, pausando la narración al atravesar Paranoid Park, volviendo al hilo que desgrana la madeja y decide situarnos allá donde se mueve la acción.

La conquista de los elementos es algo fruto del talento que el director americano demuestra con cada uno de los planos que componen la película. Nada es aleatorio, cada aspecto de la escena cobra importancia en función del interés que suscita, destrozando la creencia de que el peso de la imagen es mayor que absorbe todo lo que acontece a su alrededor.
La lucha interior que asola al protagonista, se extrapola en cada plano nuevo que sucede al anterior, disfrutamos de ello por los ojos y los oídos, agradeciendo en particular la insistencia del film en la reflexión.
Todo los aspectos técnicos conviven para dar prestancia a la historia, y a pesar de que la forma que rodea la película predomina, no resta sino que suma a la narración, dota de personalidad y descubre las posibilidades que ofrece la reflexiva mirada, desde dentro y hacia afuera.

No todo se debe a la fiel narración de una historia, a la descripción aburrida de unos hechos que acontecieron, sino que en la mirada del hecho, se interponen aspectos, intrínsecos a cada sujeto, que distinguen al mediocre del talentoso creador. Paranoid Park es una muestra de ello.


Giorgio
13/11/2009

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Complejo artículo, con la calidad habitual, me ha pillado de resaca y lo he tenido que leer dos veces para interpretarlo( no hagas estas cosas los sábados). El escrito me ha motivado para descargarme la película. Gracias por fomentar la cinefilia.

Un abrazo.

nacho dijo...

Poco conozco de este director, sólo sé que su película Elephant me dejó un tanto trastornado. Desde mi punto de vista un gran trabajo de este artista, veo que en este film vuelve al territorio de los adolescentes.

En fin, seguiré el ejemplo de Melmoth (no el de beber hasta caer borracho) sino el de bajarme la peli. Bueno, que demonios, tampoco estaría mal beber hasta caer redondo. Creo que haré las dos cosas.

Abrazos.