INGMAR BERGMAN: Las imágenes del alma humana expuestas sobre una pantalla cinematográfica

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"La vida es una ininterrumpida e intermitente sucesión de problemas que sólo se agotan con la muerte". Ingmar Bergman

Hace ya un par de años de la muerte de I.Bergman, director de cine sueco, recio, heredero de C.T. Dreyer y Sjöstrom, dos titanes cinematográficos; un ser enimágtico, por sus películas, por su afán de reflejar el pensar humano, sus relaciones en estado sólido, descarado y eterno en sus imágenes.
Se despidió a la vez que M.Antonioni, el mismo día, horas después; otro maestro de las relaciones, esta vez antihumanas, de las que desaparecen delante tuya, poco a poco, sin remedio, sin que te des cuenta.
Ambos, encarnan el cine de manera diferente, ausentes de artificios, sin más dinamita que el texto, poderosas interpretaciones, y una puesta en escena con mucha cautela pero rebosante de sentido y profundidad; tan sólo en eso se parecen.
Sin quererlo se murieron los dos; casi de la mano, como en una de sus películas; distantes, haciendo cada vez más grande el espacio contenido entre ambos, pero al final, la muerte les alcanzó a los dos; murieron casi juntos, uno en Suecia, y otro en Italia, separados de unos cuantos minutos.

Ingmar Bergman es mucho más que un director de cine, más que dirigir la escena, imbuía su sentir en ella, sus temores se reflejaban allí, delante de nuestros ojos, entre los cuatro bordes que delimitan el encuadre.
Es mucho más que un director de cine, porque su figura se alarga por entre nosotros, entre quienes vemos sus películas, entre quienes le ayudaban a realizarlas, entre todos los lectores de sus libros; divagar, eso dicen que hacía con su cine, pero ¿por qué no divagar, por qué hemos de mascar y tragar todo aquello que nos muestran? A mi me gusta discurrir, y disfruto divagando acerca de todo aquello que me llama la atención.

De todo el cine que ha hecho Ingmar Bergman, y del que he sido testigo visual de la mayor parte de aquél, ciertamente puedo decir categóricamente que es un virtuoso; su talento se desprende para caminar por entre los planos que conforman el film, sus películas, su cine, como el mismo afirmaba, un amante leal, que nunca te abandona.
Por sí mismo consigue una determinación inusual, palpando en la mayor parte de sus películas, aquellos aspectos del ser humano con más trascendencia, con el mayor peso, con todo la fuerza con la que se desprende la muerte, el mal, el futuro, la ansiedad, el amor o la soledad.

De todas sus películas que poseen el halo de eternidad, aquello que las hace distintas, y que definen el estilo bergmaniano, una de ellas, acapara el interés del espectador por encima de todas, te encoge, te atrapa, te mantiene en vilo, como al borde de un alambre, como en un extremo inconfundible carente de equilibrio. Persona lleva por título, parece pesado, contundente, sin alardes; no puede titularse de otra manera, porque de haber sido así, no sería Persona, convendría otra cosa, otra obra artística del taller de Bergman, pero nunca Persona.

Sin duda, una manera excelente de apreciar su trabajo, sería comenzar a acercarse a hurtadillas, por algunas de sus películas.

Giorgio
17/03/2009

1 comentarios:

Nacho dijo...

Tengo que decir que no soy un especialista en lo que respecta a este autor, un par de títulos son los que ha visto, aunque se han quedado grabados en mi interior.

La primera aproximación fue con Persona, en el ciclo de Identidada y Fragilidad, creo que con este título se puso colofón a esas jornadas que había organizado Aranzueque. Recuerdo que estuvimos, como dice el autor del artículo, divagando junto a unas cervezas. Gratos recuerdos y cine con mayúsculas, del que te da temas infinitos para hablar y hablar.