Sweet Corner Vol. 6
Uno de los grandes
Hoy me gustaría hablar, desde un punto de vista relajado, de uno de esos personajes que ha ido tallando la historia del cine a golpe de genio y talento. Me viene a la cabeza este tipo admirable ya que el otro día tuve la oportunidad de ver su última película, Gran Torino. Como viene siendo habitual, este trabajo ha estado a gran altura, tanto a nivel de dirección como a nivel interpretativo. Fuimos testigos de un Clint Eastwood en estado de gracia que, mediante su oficio, nos hizo llegar una de estas historias con las que te ríes, lloras y vibras en la butaca. Vamos, que consigue lo que comentaba el otro día, que te olvides de todo lo que te rodea y mantenerte durante dos horas absorto en el relato de unos hechos con los que conectas totalmente. Pero no es aquí a donde quiero ir, más bien me gustaría echar un vistazo retrospectivo a la carrera de este tipo que ha calado hondo en varias generaciones a lo largo y ancho del mundo.
Indefectiblemente, el camino cinematográfico de este grande de la pantalla, se une al western. Pero no a uno cualquiera, sino a ese que se rodaba en los tiempos dorados del desierto de Almería y del gran Sergio Leone. Después de su paso por la serie Látigo, que me suena más por la versión de su tema principal que realizaron los Blues Brothers que por otra cosa, Eastwood se convirtió en actor fetiche del director italiano. De este tándem, en el que uno ponía la cara y el otro el talento, salieron una tripleta de títulos básicos para la historia del cine. Quién no recuerda Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y la impagable El bueno, el feo y el malo. De los tres filmes me quedo por el último, por su ironía, su banda sonora que ha pasado al imaginario colectivo y la interpretación de los tres protagonistas. De los tres me quedo con Tuco, el feo, que encarnó magistralmente el incombustible Eli Wallach.
Tras estos trabajos de género, Clint seguirá unido al salvaje oeste pero esta vez dando el salto a los Estados Unidos. Tras alcanzar notoriedad a nivel mundial con sus hieráticas poses, seguirá agotando los clichés de tipo duro pero alcanzando el estatus de estrella de Hollywood. En este sentido, se pueden destacar trabajos como: La jungla humana, Cometieron dos errores hasta llegar a la impagable La leyenda de la ciudad sin nombre, esa suerte de western musical en el que Eastwood deja el revolver para hacer gorgoritos junto a otro clásico como Lee Marvin (otro día quizás dedique unas líneas a este tipo).
De aquí saltamos a los maravillosos setenta, en esta década es donde nuestro amigo Clint, además de explotar su vena pétrea, da el salto a la dirección. Tras dar el paso al género bélico con Los violentos de Kelly y la destacable El desafío de las águilas, el duro entre los duros se pone tras la cámara para rodar Escalofrío en la noche, que desde mi punto de vista supone un más que meritorio debut en la dirección. Se ve que tras este título nuestro hombre le cogió gusto a la cosa porque ya no dejaría de lado esa faceta que tanto ha otorgado al mundo del cine. Tras otro de los papeles que todos reconocemos como indispensable como es Harry el sucio, con su frase “Make my day” con la que a todos se nos pone el vello de punta, llegó otro título como director que considero fundamental: Infierno de cobardes. Esta última obra es para mi gusto uno de los westerns más atípicos y de más calidad que he visto en mi vida.
Tras una década de los ochenta con altibajos, llegaría a finales de la misma, la revelación de lo que realmente Clint representa para el séptimo arte. En 1988 rodaría Bird, película en la que este gran director mezcla sus dos pasiones: cine y música jazz. Después vendría el éxito con Sin perdón y otros títulos como Poder absoluto, Million Dollar Baby, Mystic river o Cartas desde Iwo Jima que ya son historia actual, hasta que llegamos a su última obra, en la que el director con casi ochenta años continúa con el pulso narrativo e interpretativo inmaculado. En definitiva, todo un ejemplo a seguir.
Nacho Valdés
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6 comentarios:
Grande Clint, siempre grande.
Tan sólo un pequeño apunte, de una de sus películas de durezas por excelencia: EL SARGENTO DE HIERRO.
Mariconeti, Profilactico, y Cojones seguro que se acuerdan de él, tanto como yo.
Recuerdo una cancioncilla que a capella cantaba "cojones" cuando sus sargento le sugirió que cantara algo... "cuando iba con mi novia en automóvil... no sé como sigue...jejejejje
¿Alguien se acuerda?
Abrazos.
De cómo continúa el tema no me acuerdo, pero el que se me quedó grabado fue Mario Van Pebbles (o algo así) en su papel de Ayatolah del Rock and Roll. Increíble.
Abrazos.
Dios el Ayatolah.... joder que grande...
El tema seguía así:
...ella con la mano me tocaba los cojones"
Jajajaja. Estaban corriendo en grupo y cantaban eso a coro.
Abrazos
Ayer por fin vi la película, una vez más Clint da lecciones de buen cine. Un gran papel, frases marca de la casa..y además ese Gran Torino todo macarra que bien podría asemejarse a nuestro querido Ford Capri del 82.
Gran artículo. Felicidades.
El sargento de hierro es una película que no me canso de ver. Siempre me hace gracia, tiene puntos cómicos brillantísimos.
Bueno, os dejo.
Creo que solo falta no hacer de menos a Sueco y su unica frase: " voy a arrancarte la cabeza y cagarme en tu cuello".
GDB
"La leyenda de la ciudad sin nombre" Dios mio que peliculón Nacho,gracias por recordármela.
Opino que has tenido una gran idea al escribir sobre señor Eastwood,y que,además,lo has hecho con tu acostumbrada brillantez.A mí me gusta de siempre,es el tipo más duro del cine,y el que más comedia despliega con esa dureza.¿os acordais del western ese en el que le mete un mazazo descomunal en las gónadas a un maromo descomunal,y luego le ayuda a subir al caballo dandole consuelo?jajajajajajaj ES EL PUTO AMO.
Me ha resultado enormemente atractiva esa idea de escribir algo sobre Lee Marvin,así que espero que no tardes mucho en animarte a hacerlo.
Jjajajajajaj muy buena esa canción Giorgio,buen apunte,has estado fino ahí.
Un abrazo a todos los que rondais por aquí.
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