Sweet Corner Vol. 5

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El camino

Las luces resultan incómodas, deslumbran. Se escucha el murmullo que precede al acontecimiento, rezas por que sea anecdótico y no se prolongue más de lo necesario. Miras a tu izquierda, butaca vacía, en tu interior te alegras enormemente. En el asiento libre haces un pequeño bunker con las cazadoras, bolsos y demás añadidos. Comentas algo en susurros, aunque nada de interés ha pasado todavía.

Observas alrededor, te fijas en la gente, cada uno de su padre y de su madre. Según se van sentando van desapareciendo, sólo son unas cabezas que quedan por delante o por detrás. Estás en un leve estado de nervios, esperando, ansioso por ver qué va a suceder, por comprobar si has acertado o si te han vuelto a tomar el pelo. El tiempo pasa lento, inexorable pero ralentizado, cuando se espera algo bueno es lo que suele suceder. Miras la hora, es el momento, aunque sabes que unos instantes de retraso no te los va a quitar nadie. Te acomodas, buscas tu lugar en la butaca que lucha contra tu espalda, finalmente la domas pero sabes que en un rato volverá a pasar lo mismo y tendrás que volver a amoldarte.

Por fin se bajan las luces. Te impacientas, cuántos trailers habrá que aguantar. Primero el que te recuerda que apagues el teléfono; buena idea, lo haces y lo guardas. Probablemente se pasará apagado hasta el día siguiente cuando te llame la atención que no haya sonado. Después las promociones, una película por estrenar, otra por venir y así hasta que pierdes la paciencia y piensas que nunca va a acabar la increíble profusión de futuros títulos. Algunos te llaman la atención, otros pasan desapercibidos y en la mayoría de los casos los desestimas por tus prejuicios ante la basura.

Por fin empieza. Primero piensas que es otro anuncio más, pero en seguida te das cuenta de que la peli por la que has pagado está comenzando. Te concentras, miras con interés y esperas a que después de los consabidos títulos de crédito comience el espectáculo. Una sensación como cálida te reconforta, comienzas a divagar y aquí es donde se produce la encrucijada. Pueden darse dos casos, por lo menos en mi experiencia no suelen darse los términos medios.

En el primer camino que se puede tomar te olvidas de todo y el film te transporta sin que el calor, frío o las incomodidades hagan mella en ti. Si a esto se le une un público respetuoso, de esos que no comentan en voz alta, la experiencia puede llevarte al paroxismo. Después, cuanto se encienden las luces, te quedas con el cuerpo cortado, como esperando todavía un poco más de metraje, seguir anclado en la butaca que tan cómoda te estaba resultando. Por último, sólo queda recuperar el tono frente a unas cervezas en buena compañía, dándose en este punto la aclaración de todos esos aspectos que no han quedado claros (ayudados por el alcohol, por supuesto).

La otra vía es la de la incomodidad. Se te empiezan a clavar todos los ángulos de la butaca, el tiempo pasa monótono y tienes la sensación de que por enésima vez has vuelto a ser estafado. Rezas por que termine la película y no paras de menearte, nervioso y con un calor tremendo. Por fin, después de agónicos minutos es cuando se encienden las luces y huyes a la carrera en busca de una cerveza helada que alivie tus males (nótese que en cualquiera de los caminos la cerveza está presente).

En estos dos posibles caminos es donde se encuentra la diferencia entre el buen y el mal cine, entre una película que te arrebata y te lleva lejos y otra que no consigue moverte del incómodo sitio que te ha tocado. Supongo que en esa capacidad de provocar ensoñaciones es donde se encuentra el talento. Espero ser trasladado en muchas otras ocasiones, conseguir esa comunión con la proyección y flotar sobre la sala sin notar las inclemencias que me rodean.

Nacho Valdés

5 comentarios:

Giorgio dijo...

Curiosa manera de expresar el camino que acontece cuando entras en el cine.
Totalmente de acuerdo. Me ha gustado el ritmo de tu artículo.

Espero llegar al paroxismo más veces.

Soy muy ambicioso.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Virgen de la teta al hombro,pero tú a que cines vas chico,esas butacas son de un cine porno de Vallekas mínimo jajjajajajaja(es una bromiiita):
Muy bueno esto que estais haciendo aquí chicos,vaya pluma os gastais(en el buen sentido claro,jejeje)ya me he hecho socio de aqui,o como se diga,que me ha costado enterarme,y os pienso hacer un estrecho marcaje pequeños mamoncetes.
Cuidaos y un abrazo fuerte

Giorgio dijo...

OSTIASSS¡¡¡¡ Que alegría de leerte¡¡¡ Por fin te has animado a escribir algo... Cojonudo.
Estoy deseando notar tu marcaje, para poder regatearte siempre que pueda (o me dejes)

PD: Si te animas a escribir alguna cosita, de graffitti por ejemplo, que tu dominas...invitado estás...

Un abrazo.

Nacho dijo...

Vaya, vaya, vaya... veo que tenemos una putita por estos lares. Me alegro de tu visita amigo Salsa y espero que no sea anecdótica.

Bienvenido colega.

Anónimo dijo...

¡¡¡OS QUIERO COÑO!!!jajajaja