Sweet Corner Vol. 2

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A la sombra

No hace falta ser un entendido para saber que uno de las tareas fundamentales de toda película es el trabajo del guionista. Normalmente, si es bueno, suele pasar desapercibido, como recluido y minusvalorado. Cumple con una función silenciosa, aunque imprescindible.

Este es el aspecto que más me motiva del cine. El trabajo del escritor, que como un forajido nunca da la cara, siempre se esconde tras las aparatosas intervenciones de los actores y directores. Evidentemente, su trabajo debe hacerse carne, convertirse en algo tangible que vaya más allá de las geniales ideas plasmadas en un papel. Para hacer realidad, o mejor dicho, para hacer ficción su labor, necesita del resto de componentes de la ‘troupe’ del cine. Un guionista sin actores o sin director no es nadie, pero el resto estarían perdidos sin el trabajo incesante de las máquinas de escribir que hacen verbo lo que no son más que retazos mentales.

Ejemplos en ambos sentidos tenemos a miles. Grandes producciones con gran equipo técnico y artístico, contando con enormes presupuestos que no tienen ningún criterio literario a la hora de invertir esa ingente cantidad de medios. El resultado final es el de cine aparatoso y promocional americano que no sirve ni para entretener, por lo menos a mí. Después, está el caso contrario, grandes ideas que no son capaces de llegar ningún lado porque ni actores ni director han conseguido sacar el jugo necesario al escrito. Es una especie de círculo de dependencia del que ninguna de las partes puede escapar.

Considero el trabajo literario como el más importante, aunque algo de mi inclinación natural a la escritura se halla en el juicio anterior. Me encanta el trabajo de llevar de la mente al folio las ideas que se me ocurren, no es que haya hecho muchos guiones, pero alguno que otro he firmado. El caso es que, aunque no es mi especialidad, sí es una de mis aficiones. Una de las ventajas que veo a esta función es el trabajo solitario, no se necesita nada más que un soporte para escribir y una idea. No es necesario coordinar a un equipo de decenas de personas, ni contar con material técnico de última generación, sólo con un lápiz y un papel se puede escribir una película.

Ejemplos de trabajo literario en el cine son, a mi entender, aquellos que prescindiendo de aparatosas producciones consiguen tocar la fibra del espectador. No son necesarios grandes medios, ni muchos actores para contar una gran historia. Mi opinión es la de que las cosas más interesantes pasan rozándonos sin que nos demos cuenta, cuando alguien es capaz de atrapar ese momento ínfimo en el que nos reconocemos, es cuando se está escribiendo algo de calidad. En este sentido, es la mente humana la que ofrece más argumentos, son aquellos trabajos introspectivos los que considero más interesantes para llegar al espectador.

Uno de los más notables en este sentido, además de muchos otros, es Billy Wilder. Aparte de sus comedias, tiene un drama, que para mí, es uno de los mejores trabajos de guión de toda la historia. El crepúsculo de los dioses es una de esas películas, que contando el final nada más empezar, consigue mantenerte amarrado hasta el último segundo. Otro de los alicientes es que el protagonista es guionista, personaje sórdido que acaba envuelto en una trama en torno a un guión. Este fue un gran proyecto que adelanta muchas de las técnicas que serán las bases literarias del cine actual.
En fin, espero que el guionista sea reconocido como lo que es, como el gran pilar que soporta todo trabajo fílmico. Pero lo que de verdad deseo, es que no salga de su anonimato y pueda continuar trabajando en la sombra.

Nacho Valdés

2 comentarios:

Sergio dijo...

Sí, a mi también la figura del guionista es lo que más me llama la atención del cine, bueno a parte de algunas actrices que no nombraré aquí para mantener la linea editorial del blog.
Un buen artículo prolífico amigo. En cuanto a Giorgio, creo que te esperamos por nuestras tierras la semana que viene asi que ya nos vemos.
SALUDOS

Giorgio dijo...

No es que el guión sea el elemento esencial, es que es la semilla de toda obra fílmica.Primero la idea.
Después el guión.
De donde nace la película, a partir de la cual se desarrolla, y por supuesto, en el que has de fijarte en todo momento para construir la película.
Hay dejar que los guionistas escriban las historias del cine. Sobre todo en España.

Sergio, puedes nombrar a las actrices que desees, no quiero coartar tu opinión ni la de nadie.

Saludos